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Los nuevos pilotos del Celler d’en Toni

2019-09-03

Es una historia de sueños, de emprendedores y de gastronomía. De cómo dos jóvenes amigos, que se conocieron compartiendo un coche de ralliestomaron las riendas de uno de los restaurantes más emblemáticos del Principado de Andorra, el Celler d’en Toni.

– «Un día, tú y yo podríamos abrir un restaurante juntos en Andorra.»

Esto se decían Marcel Besolí y Guille Plana hace unos diez años. La frase podría haber sonado dentro de un coche mientras atacaban a toda velocidad un tramo cronometrado del rally Pacha-La Pineda. Fuera allí o no, la realidad es que las ganas de empezar un proyecto juntos les vienen de lejos, desde que se conocieron y descubrieron que compartían dos grandes pasiones: el motor y la gastronomía.

El momento clave en su aventura como emprendedores llegó cuando surgió la opción de coger el Celler d’en Toni. «Una oportunidad como esta hace que te plantees rehacer tu vida» dice Marcel. Entonces él dirigía una escuela de conducción y Guille tenía un restaurante propio en Sant Fruitós de Bages. Desde aquel momento, el proyecto comenzó a cocerse y tardó un año y medio en salir del horno. «Muchas llamadas de teléfono y muchas preguntas. Lo más difícil para un proyecto así es el tema del dinero. Hay un traspaso y una inversión, y hay un banco que te apoya, en este caso MoraBanc, unos avalistas que confíen en ti, y hay un plan de negocio que sustente todo esto«, dicen.

Diez meses después de abrir están contentos. Cuando entras a el Celler d’en Toni han cambiado algunas cosas, y otras no. Coger el relevo de un local tan emblemático es complicado. Te quedas con una buena base de clientes, pero con la presión de no poder bajar el nivel. «La semana antes no pude dormir mucho. Es como si te dan un coche World Rally Car y te dicen que lo lleves al máximo. Me daba respeto estar a la altura «, dice Guille.

Recuerdan que las primeras semanas cada cliente era un examen, y parece que, visto con perspectiva, han sacado buena nota. La carta del restaurante sigue la filosofía del Celler con producto de máxima calidad y elaboraciones sencillas. Aquella cocina de siempre, que no pasa de moda. Ahora bien, poco a poco se va notando la personalidad de los nuevos responsables. Guille tiene una mano especial para los arroces y son parte esencial de la carta. «Cada dos meses cambiamos la oferta y vamos haciéndola más personal sin abandonar el espíritu de siempre del Celler».

Los platos imprescindibles de Marcel y Guille

Estos son los platos que hay que probar, sí o sí, cuando visitas el Celler d’en Toni.

  • Canalones del Celler. Una receta heredada que se prepara en el Celler desde hace 55 años y que han conservado. No se pueden definir fácilmente, son únicos y célebres.
  • Cualquier arroz. Siempre presentes en la carta con diferentes preparaciones cada semana. Siempre con ingredientes de primera calidad y mucho mimo.
  • Trufas. En la carta dice que son las mejores del mundo. Hechas con mucho cuidado y una preparación donde todo está trabajado, desde la textura hasta el sabor.

Emprendedores y gastrónomos

Marcel y Guille son un ejemplo de emprendedores jóvenes que aportan gasolina al motor de Andorra. En este caso tomando el relevo de un proyecto que combina una herencia histórica con la visión de una nueva generación, la de dos jóvenes que apenas llegan a la treintena.

Ya hace años que hacen viajes gastronómicos y analizan cada restaurante al que van. Los platos, el servicio, la vajilla, los manteles … siempre se han fijado en todo, y en cómo lo harían ellos si tuvieran un negocio propio. Ahora lo tienen, y cada mañana se levantan con la pasión y el entusiasmo que da el hecho de estar haciendo realidad un sueño propio.

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