En ediciones anteriores, hemos hablado del lanzamiento de fondos y ETF temáticos por parte de las gestoras. Una gran parte presenta a priori un atractivo evidente y viene a cubrir una necesidad del mercado. Otros están bajo la sospecha de, simplemente, seguir una moda o ser una idea de marketing.
Como en cualquier activo, debemos estudiar los sesgos que conllevan. Entre los lanzamientos recientes y que más interés han generado, hay varios que están vinculados a la tecnología, como la robótica, la digitalización de la economía o la ciberseguridad, entre otros. Teniendo en cuenta los excelentes resultados que ha tenido el sector, se produce un efecto llamada entre los inversores.
La fintech y la inteligencia artificial son dos de los recién llegados. En el caso de fintech, se trata de aprovechar la evolución que se va dando en la banca tradicional hacia un modelo más digitalizado. Si estudiamos la cartera con una perspectiva de sectores tradicional, se observa que realmente un fondo de fintech puede tener más del 60% en tecnología, mientras que en el sector financiero la presencia es poco menos que anecdótica. Se encuentran compañías de medios de pago, gestión del patrimonio, finanzas personales o big data, es decir, hay un amplio campo de elección, pero puede darse la correlación con el sector tecnológico.
En cuanto a la inteligencia artificial (IA), es otro de los grandes temas del futuro. Existen fondos gestionados a través de modelos que se perfeccionan a través de autoaprendizaje, pero esto sería motivo de otra columna. Por ahora, se centran en las compañías que están desarrollando e implementando la IA en su actividad. La previsión es que abarque gran parte de la economía del futuro, pero ahora mismo los fondos que invierten en ella cerca del 80% son empresas tecnológicas.
En general, para los temáticos, no solo en estos dos ejemplos, hay que analizar si la idea es buena, pero también si es el momento adecuado y cuáles son las exposiciones y valoraciones de las carteras en las que invertimos. Una gran idea puede convertirse en una mala experiencia de inversor, dependiendo del momento de entrada.