Sostenibilidad

Qué hacer cuando vence tu tarjeta de pago: una guía sostenible

Cuando tu tarjeta de crédito o débito llega a su fecha de caducidad, es importante saber cómo desecharla de manera correcta y responsable con el medio ambiente.

Se podría pensar que un gesto tan sencillo no tiene gran relevancia para el planeta; al fin y al cabo, es algo que hacemos cada cuatro años más o menos... Sin embargo, como pasa siempre en el tema de la sostenibilidad, son siempre los pequeños gestos cotidianos los que marcan la diferencia.

Cifras descomunales

Según los datos de los principales emisores de tarjetas de pago, en 2024 hay en Europa unos 3.000 millones de tarjetas en circulación, una cifra que sigue experimentando un crecimiento anual continuado, al estimarse que se emiten unos 500 millones de tarjetas cada año.

El procesamiento de este tipo de residuos tiene un enorme impacto ambiental. Partiendo de la base de que cada tarjeta pesa aproximadamente 5 gramos, el total de tarjetas en circulación en Europa suman un peso total de unas 15.000 toneladas, ¡lo mismo que 365 aviones Boeing 737 o que 100 ballenas azules adultas! 

¿Verdad que procesar correctamente estos residuos no parece ya tan irrelevante?

Evita un error común: romperla y tirarla

La mayoría de nosotros, al caducarnos la tarjeta, optamos para romperla con unas tijeras y tirarla al cubo de la basura. Esta práctica, aunque parezca sencilla y segura, es incorrecta. 

El reciclaje de las tarjetas de pago: una responsabilidad compartida

El embalaje en que recibes tu nueva tarjeta incluye habitualmente una indicación clara sobre cómo hay que gestionar el fin de su vida útil. Esta indicación suele incluir el símbolo de un cubo de basura tachado con una cruz. Este símbolo se conoce como el símbolo de WEEE (Waste Electrical and Electronic Equipment) e indica que el producto no debe desecharse con los residuos domésticos habituales, sino que debe gestionarse como un residuo electrónico. Esto se debe a que, además de plástico, las tarjetas de crédito y débito contienen componentes electrónicos que no se pueden desechar con los residuos domésticos habituales, ya que estos materiales pueden ser perjudiciales para el medio ambiente.

¿Qué hacer, pues, con la tarjeta caducada?

  1. Introducirla en un cajero automático: la opción más sencilla es introducir la tarjeta caducada en un cajero automático. La mayoría de los cajeros están programados para detectar cuándo una tarjeta ha caducado y, en este caso, la retendrán automáticamente. Ello no sólo evita que hagas un uso accidental de una tarjeta que ya no funciona, sino que permite también que la entidad bancaria se haga cargo de su reciclaje de manera segura y respetuosa con el medio ambiente.
  2. Llevarla a una oficina bancaria: si prefieres una opción más directa, puedes llevar la tarjeta caducada a una oficina bancaria y la entidad se encargará de gestionar correctamente su procesamiento.
  3. Llevarla a un punto verde: si optas para tirarla junto con el resto de residuos domésticos, entonces la forma correcta es cortarla y llevarla a un punto verde, donde los aparatos electrónicos se gestionan de manera adecuada. Esto garantiza que los materiales de la tarjeta, incluidos los componentes electrónicos, se reciclen correctamente, minimizando su impacto ambiental.

Tu tarjeta tiene una segunda vida

La mayoría de las tarjetas que se fabrican en Europa se confeccionan con plástico reciclado. Esto significa que, desde el inicio mismo de su producción, existe un compromiso con la sostenibilidad.

Sin embargo, este compromiso no acaba aquí: después de recogerlas, las entidades bancarias, a través de las empresas que procesan estas tarjetas, dan una segunda vida a los materiales, creando, por ejemplo, mobiliario urbano o transformándolas en productos de consumo sostenible, como carcasas de teléfonos móviles, accesorios de moda o incluso material de embalaje. Pueden utilizarse asimismo en la construcción de pavimentos e infraestructuras ligeras, o como componentes para la industria manufacturera. Esta diversidad de aplicaciones demuestra un compromiso creciente con la sostenibilidad y la innovación en la gestión de los residuos.

Replantéate tu próxima acción

La próxima vez que una de tus tarjetas de pago caduque, tienes la oportunidad de hacer un pequeño gesto, pero importante, para el planeta. Ahora que ya sabes qué fácil es reciclarla correctamente, ya sea llevándola a un punto verde, introduciéndola en un cajero automático o entregándola en una oficina bancaria, ¿por qué no hacerlo? Cada tarjeta reciclada es un paso más hacia un futuro más sostenible y responsable.

No solo estarás protegiendo el medio ambiente, sino que también estarás contribuyendo a un ciclo de vida sostenible que convierte los residuos en nuevos productos útiles. Reciclar no es solo una obligación, es una oportunidad para marcar la diferencia.