¿Para qué sirve y quién debe tramitarlo?

El objetivo de la calificación energética es facilitar información energética sobre los edificios y viviendas, para poder así valorar y comparar las prestaciones. Se trata de una calificación similar a la que ya existe para los aparatos electrodomésticos y cuya finalidad es la misma: conocer su grado de responsabilidad con el medio ambiente.

Actualmente, contar con esta calificación es necesario para realizar cualquier operación de compraventa y/o alquiler de viviendas. La parte propietaria del edificio/vivienda es la responsable de disponer de esta calificación energética y facilitarla a los compradores o arrendatarios.

¿Cómo se calcula y qué información facilita?

Para medir la categoría energética de la vivienda se toman en cuenta sus emisiones de dióxido de carbono y su consumo de energía, y se realiza un cálculo siguiendo un modelo metodológico.

El resultado de este cálculo es la calificación energética, que se indica con una letra que va de la A a la G, y que permite clasificar la eficiencia energética de un edificio o de una unidad inmobiliaria. Del mismo modo, informa del coste anual energético aproximado que tiene el inmueble.

A cada letra se le asigna un color. Las más sostenibles tienen un tono verde, que gana intensidad cuanto mejor es la nota, mientras que las de menor eficiencia son de color amarillo o naranja.

Más concretamente, la calificación energética:

• Clasifica entre una A y una G la eficiencia energética y las emisiones de gases de efecto invernadero.
• Facilita los consumos anuales de energía y un orden de magnitud de los gastos asociados a dicho consumo.
• Informa sobre la producción anual de energías renovables, en su caso.
• Recomienda ciertas medidas de rehabilitación para mejorar la eficiencia energética del inmueble.

¿Cómo se puede obtener?

Para obtener esta certificación, el inmueble debe ser sometido al examen de un técnico, que es quien emite el documento.

La elaboración y el registro de la calificación energética debe realizarse por parte de un profesional autorizado, que puede ser un arquitecto, un arquitecto técnico, un ingeniero o un ingeniero técnico. Puede obtener más información en los colegios oficiales del país.

¿Qué coste tiene?

El coste de la calificación energética es el que determinen los profesionales que están autorizados a calcularla. En el caso de las etiquetas energéticas, se ha fijado un precio máximo (impuestos indirectos no incluidos) de: – 240 € para inmuebles de superficie de hasta 80 m2 – 3 €/m2 para superficies superiores a 80 m2. Registrar la calificación energética en la Administración pública no tiene ningún coste.

Etiqueta o certificado energético… ¿cuál es la diferencia?

Una etiqueta energética es un documento que indica la eficiencia energética de una vivienda. Este documento está pensado para viviendas en las que se ha vivido un mínimo de dos años y, en consecuencia, para las que ya se dispone de consumos.

Un certificado energético va acompañado de un informe completo en el que se detallan las diferentes características energéticas de la vivienda y las mejoras que se recomiendan para poder obtener una nota más alta en el certificado.

Debe ser sometido al examen de un técnico, que es quien emite el documento.

¿Dónde puedo consultar la calificación energética de un edificio o unidad?

El Registro de la calificación de la eficiencia energética en la edificación es de carácter público y está accesible a las partes interesadas en la Oficina de la Energía y del Cambio Climático.

¿Evaluar la calificación energética de mi propiedad me supondrá hacer obras?

No, la calificación energética contiene un conjunto de recomendaciones de rehabilitación que son de carácter informativo. En caso de quererlas llevar a cabo, la propiedad o el arrendatario, siempre que dispongan de la autorización correspondiente, se pueden beneficiar en muchos casos de una ayuda para ejecutarlas a través del programa Renova.

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